El estrés es una manifestación natural de cansancio mental o alteración interna que se produce cuando la exigencia es mayor al rendimiento de una persona.
En el caso de los niños a pesar de no tener las mismas responsabilidades que los adultos, hay que reconocer que cada uno tiene su propio nivel de exigencias en función a su rutina diaria; por este motivo, es razonable afirmar que los niños también están propensos a sufrir estrés infantil.
Veamos a continuación cuales son los detonantes, cómo detectarlo en nuestros hijos, las consecuencias y qué podemos hacer para ayudarlos.
ÍNDICE DEL ARTÍCULO
? Causas del Estrés Infantil
Tal como mencionamos, el estrés se genera cuando la exigencia supera el rendimiento. De modo que situaciones que no son normales para el niño o facetas de su vida que no puede controlar, ocasionan que el niño se estrese.
Algunas de estas causas son:
? ¿Cómo detectar Estrés en los niños?
La observación es la mejor manera de detectar cualquier indicio de estrés infantil. Por lo tanto, es importante tener en cuenta los siguientes síntomas:
- Irritabilidad constante y mal humor, a veces sin razón aparente.
- Poco rendimiento en actividades cotidianas.
- Problemas de concentración.
- Falta de motivación al realizar cualquier tipo de acción, inclusive a la hora de jugar.
- Cansancio o pereza desmedida, aunque no haya motivo.
- Cambios repentinos en sus hábitos de estudios.
- Baja calificación.
- Apatía o rechazo hacia otras personas.
- Pesadillas recurrentes.
- Mojar la cama aun después de haber aprendido a ir al baño.
- Mal comportamiento la mayor parte del tiempo.
- Reacciones exageradas ante problemas de poca importancia.
Es cierto que reconocer estrés en los niños no siempre es fácil, pero si se trata de un niño saludable pero que al mismo tiempo manifiesta las señales antes mencionadas es evidente que algo le sucede y bien podríamos averiguarlo mediante una conversación amena para saber lo que realmente siente.
? Consecuencias del Estrés Infantil
Si bien el estrés es un proceso intangible que se produce en la mente de la persona, lo cierto es que investigaciones al respeto evidencian que los niños que lo padecen manifiestan:
Dolor de cabeza, dolor abdominal, depresión, llanto en cualquier circunstancia, ataques de asma e incluso disminución de las defensas del cuerpo haciéndolo más vulnerable a infecciones y enfermedades.
Por otra parte, cuando los niños se sienten presionados o ansiosos por la dificultad de una tarea o alguna otra razón, suelen ocultarlo porque no desean decepcionar a sus padres; y son dichos episodios de estrés acumulados, los que desencadenan un desgaste fisiológico que afecta notablemente distintos aspectos de su vida adulta. Por ejemplo, especialistas afirman que el estrés sufrido durante de la niñez guarda estrecha relación con problemas de salud en lo que respecta a la presión arterial, los triglicéridos o el cortisol.
Asimismo, alegan que el nivel socioeconómico y educativo de la persona tiende a ser más bajo en comparación al adulto promedio y además son mas propensos a adoptar comportamientos que dañan su salud, como fumar, consumir alcohol en exceso, obesidad, entre otros.
? Cómo reducir el Estrés Infantil
Afortunadamente existen diversas medidas que podemos tomar en consideración si nuestro hijo padece de estrés.
Algunos de estos son:
- Procurar que el niño tenga una nutrición balanceada y descanso adecuado.
- Brindarles una crianza apropiada y feliz. Dedicarles tiempo de calidad todos los días.
- Estar disponibles para conversar cuando lo necesiten.
- Mostrar interés personal en sus actividades del día.
- Tomarse el tiempo para jugar con ellos.
- Proporcionarles la oportunidad de tener más tiempo libre a fin de participar en actividades extracurriculares que los apasionen.
- Prepararlos para afrontar situaciones estresantes.
- Proponer junto a él soluciones para reducir los niveles de estrés.
- Estipular un horario flexible que se adapte a sus circunstancias.
- Recordarles que cierto nivel de estrés es normal y que en ocasiones esta bien tener sentimientos de enojo, temor, soledad o ansiedad.
- Formular un régimen de ejercicios físicos diarios o intermediarios.
- Evitar cargarlos de responsabilidades que no le corresponden.
Cabe destacar que cuando el niño se niegue hablar sobre lo que siente o los problemas que lo agobian, tome la iniciativa de hablar de sus propias inquietudes y como las afronta para que su día marche de la mejor manera. Hacerlo de esta forma le demostrará que no hay nada de malo en hablar sobre lo que nos pasa y que siempre podrá confiar en usted.
Por supuesto, es importante señalar que las situaciones que hablemos con ellos sean asuntos fáciles de digerir; como por ejemplo, el nervio que nos genera una entrevista de trabajo, la dificultad para llevar a cabo una tarea, entre otros. Es vital que evite temas como problemas económicos, matrimoniales o desacuerdos con algún familiar.
Ahora bien, si los síntomas son preocupantes y aun así el niño no desea hablar, es recomendable acudir a un profesional.
Ahora ya conoces todo lo necesario para hacer frente al estrés infantil y hacer que tus hijos crezcan sanos y felices.